La figura de Anayet se recorta poderosa en el cielo estrellado y oscuro. Millones de puntitos brillantes centellean ajenos a nuestra mirada y las aguas del ibón, tranquilas, casi dormidas, permanecen silenciosas. En el horizonte se perfilan las figuras de las numerosas cumbres de alrededor y el Midi d’Ossau, con su seriedad habitual, pone las cosas en su sitio. Es el rey y señor del entorno. La noche es salida para estas alturas, agradable, invita a tumbarse sobre la hierba y dejarse querer por el firmamento. Agosto nos regala con un espectáculo de lluvia de estrellas, las Perseidas, fieles a la cita, animan la oscuridad mientras exhiben su coreografía improvisada. Cerramos los ojos plenos de naturaleza y paz.

Este volumen de la colección Pirineos nos propone rutas a enclaves únicos de la cordillera en los que, además, podremos disfrutar del cielo nocturno en todo su esplendor. La idea es dormir al raso bajo un cielo negro cargado de estrellas, nebulosas y constelaciones que habitualmente no vemos debido a la contaminación lumínica de las ciudades, y tomar la mejor posición para hacer una buena fotografía nocturna.


Sí, han leído bien, porque las propuestas están cuidadosamente elegidas para embarcarnos en la placentera labor de fotografiar el paisaje diurno y nocturno, escenarios en los que se conjugan cumbres de figura icónica, entornos cargados de magia con la Vía Láctea, nebulosas y demás figuras astrales. El autor, Xabier Sukunza, les aporta información sencilla para saber más del cielo, de la fotografía nocturna y de cómo atrapar en una fotografía imágenes de ensueño.
Les dejamos un aperitivo:
