A las golondrinas no les gustan los edificios modernos para instalar sus nidos. Añoran los pueblos de antaño, con sus portales, recovecos, aleros, vigas de madera… Muchos pueblos pirenaicos se mueren y con ellos fenecen también las golondrinas. Tampoco les gustan los insecticidas que acaban con los insectos, base de su alimentación. Desde SEO/BirdLife, Sociedad Española de Ornitología, aseguran que ha descendido de forma acusada la población de golondrinas en todo el Estado. Si no cambian las condiciones, las primaveras se quedarán sin el revoloteo raudo y agitado de estas aves. Nos quedamos sin golondrinas. www.seo.org/2014/03/27/nos-quedamos-sin-golondrinas