Si la piedra hablase, en Guara habría un continuo murmullo. Esta sierra y el territorio que bautiza, convertido en parque natural hace veinticinco años, dejaría escapar como borbotones las palabras procedentes de sus tozales, los montes que le dan forma, que no hablaran de las excelentes vistas que ofrecen; o sus cañones, las grietas acumuladas por la edad y el paso de los río, que pondrían voz a los descensos intrépidos que han vivido y viven cada día; o las peñas, como el Salto de Roldán, que relatarían las leyendas orales que les han otorgado personalidad. Y el vecino Reino de los Mallos replicaría raudo con las aventuras vividas por los escaladores que no pueden evitar encaramarse en esos espectaculares picachos de rojo conglomerado. Si hablasen… no callarían tampoco las calles de sus pueblos, guardas de la historia y el patrimonio de estas tierras, sus castillos de recia sillería, sus colegiatas de cuidado corte: Loarre, Murillo de Gallego, Bolea, Alquézar… Si la piedra hablase… Número 107 Guara y Reino de los Mallos