El sol tiñe de tonos violetas la nieve, la convierte en un pañuelo de suaves contornos y trazos delicados ceñido al cuello de la montaña. El silencio es increíble, tan profundo que hace ruido. La nieve cruje bajo el peso del cuerpo, aprisionada por las raquetas. Crunch, crunch, crunch… cada paso deja una marca clara y profunda en la impoluta nieve. Estamos en Aigüestortes, pero podríamos hacer lo mismo en Vall d’Incles, Ansó, la sierra de Abodi, el macizo de Erata o el lago Gento. Te proponemos varios paseo sin grandes esfuerzos, disfrutar del aire quedo, del frío madrugador, del sol malva empeñado en derretir la nieve, de las aguas plateadas de ríos y lagos. ¡Sin excusas! Te proponemos calzarte las raquetas y salir a pasear. Revista El mundo de los Pirineos nº115. www.elmundodelospirineos.com