A punto de olvidar esos cielos cargados de rojos que nos dejan los días veraniegos y a un paso de ver como esos colores brillantes empiezan a reflejarse en los árboles de los bosques pirenaicos, animados por el otoño y la llegada de los primeros fríos, os proponemos seguir calzando las botas y caminando por los mil y un senderos que tienen Navarra. Es un senderismo al uso con el pequeño añadido de incluir algunas rutas en las que el desnivel puede ser algo más marcado, que para eso nos movemos por terreno pirenaico, pero sin grandes estridencias y al alcance de todos. Merecen la pena, sin duda, e invitan a perderse por bosques, miradores, embalses, prados, acantilados, pueblos y cumbres amables. El mundo de los Pirineos nº 119.