Da igual cuántas veces hayamos estado. Las vistas desde la pradera de Ordesa nos sobrecogen una y otra vez. Los grandes farallones rocosos despuntan sobre los bosques inmensos; el río discurre raudo sorteando las piedras y reflejando la testuz del Tozal del Mayo. Son paredes imponentes que se muestran inalcanzables para muchos. Así es el parque, salvaje, de aspecto rudo, casi desafiante… Sí, hay que ser un buen montañero para encumbrarse a muchas de sus zonas, pero también hay muchos lugares ideales para acercarse a la naturaleza con niños, para quienes quieren ir superando niveles y acceder a otros mundos de piedra, para quienes disfrutan con la soledad y el silencio de las grandes travesías. Ordesa tiene un menú extenso y muy goloso. ¿Quieres ver nuestras propuestas de senderismo y alta montaña? www.elmundodelospirineos.com