Llegan por caminos diversos, en su mayoría con formación superior y experiencias laborales previas que nada tienen en común con el oficio de pastor. Pero todos acarrean equipaje similar: sosiego y su pasión por la montaña. Su placer por estar en contacto con los rebaños les ha llevado a buscar en las escuelas de pastores una puerta de entrada al mundo rural. Excelente reportaje de Mar Ramírez y el fotógrafo Juan Carlos Muñoz en el número 115 de El mundo de los Pirineos.
Great blog I enjooyed reading