Parecen dibujadas por un rayo maléfico que se ha entretenido en perfilar las aristas y agujas, marcadas en negro, anticipo de un infierno que nunca llega, hogar de maldiciones y penurias. La Peña Maldita se mostró durante años inaccesible, tal vez, pensaron, porque el mismísimo diablo habitaba en aquellos lares. La Maladeta no infundía mejores sentimientos entre nuestros antepasados, quienes imaginaban fastuosos aquejares y fiestas satánicas en aquellos entornos. Y ahí está el Aneto, ese gigante con glaciar y un paso diabólico que reparte escalofríos no siempre vinculados al frío. Las leyendas entorno a este macizo son variadas, siempre terribles. Por allí corretean espíritus y diablos, almas en pena atrapadas en un calvario eterno, tormentas y oscuridades… El maligno se pasea por las alturas… www.elmundodelospirineos.com
Impresiona!
A ver quien se atreviera a subirla…