Alejados del ajetreo de las ciudades y de los pueblos de grandes dimensiones, recogidos en la naturaleza, su escenario de lujo, al margen de contaminaciones lumínicas y sonoras hay valles que viven rebozados en los silencios que marca la ruidosa naturaleza. Son acunados por el trino de las aves, por el zumbido de los insectos, el tintineo rítmico de los cencerros, el susurro de las ramas y hojas agitadas por el viento, por el murmullo incansable de los ríos y el roce de los pies que caminan en busca de cumbres.

Son muchos, no crean, y nosotros hemos seleccionado unos cuantos a lo largo de nuestra cordillera: Urraul, Lauribar, Acumuer, Isábena, Cabó y Santa Magdalena. Puntas de lanza de diferentes historias, de paraísos aislados, roquedas ásperos y bosques frondosos, berreas, bordas y solanas. Así es el central del último número de El mundo de los Pirineos. Y esto solo es el aperitivo. Productos km 0, hechos en los Pirineos, el oso en el Pallars, lo que los árboles nos cuentan en sus anillos y muescas, rutas por el macizo de Cotiella… Asómate a sus páginas para saber más.