Son tiempos de frío y nieve en los Pirineos. A los sarrios no les importa mucho. Tal vez bajen un poco de las alturas, pero caminan empujados por los vientos fríos, sin sentir su gélida mano, y corretean por la nieve con agilidad, con una coreografía grácil que solo la especialización y adaptación al medio pueden conseguir.
Os lo contamos en el reportaje publicado en el último número de la revista El Mundo de los Pirineos (nº132, Los Tres Grandes), donde el fotógrafo de naturaleza Javier Ara nos habla de sus extremidades: «Son largas y acabadas en unas pezuñas con puntas duras y afiladas que actúan como pilotes y evitan resbalones y accidentes cuando camina sobre nieve dura o hielo. Por el contrario, si la nieve está blanda, una membrana interdigital le permite caminar sin hundirse…»
Un animal grácil y eficiente, perfectamente adaptado a las duras condiciones pirenaicas.