
La sierra de Guara se alza como guardiana de las tierras abiertas de la Hoya de Huesca. Sus prepirenaicas moles de caliza y arenisca adquieren protagonismo y prominencia, fascinantes miradores desde los que degustar de las siluetas afiladas del vecino Pirineo axial. El Tozal de Guara es la cumbre principal, que se deja acompañar por otras no menos interesantes, como el Tozal de Cubilars, Tozal de Cabeza, Tozal de Asba, Peña Gratal, Pico del Águila…
Su alma caliza se ha visto horadada por el agua. En Guara sus barrancos tienen casi más renombre que sus cumbres. Son profundas cicatrices dejadas por la lucha constante que durante milenios vienen disputando agua y roca. Los cuatro ríos principales, Vero, Alcanadre, Flumen y Guatazalema, han deconstruido el paisaje y abierto gargantas profundas, auténticos laberintos de piedra pulida en los que encontramos una vegetación y fauna especializada, empeñada en sobrevivir en condiciones duras de luz y temperatura.
Guara, por otro lado, es tierra de silencios y pequeñas aldeas que han sido testigo del abandono obligado de sus habitantes, acuciados por la necesidad de mejorar su calidad de vida. Es imprescindible la visita a la bella Alquézar, asomada a los recovecos que el río Vero dibuja tranquilo. Disfrutaremos con un paseo por sus estrechas callejuelas y con las vistas sobre la colegiata de Santa María.
Hay mucho más, claro está. David Atela, montañero y gran conocedor del territorio, nos invita en esta guía a que nos asomemos a los rincones secretos de este paisaje torturado. Aquí les dejamos un pequeño aperitivo, para que vayan haciendo boca.
Solamente quería agradeceros el regalo que supone recibir libros tan bien escritos y cuidados como este último sobre Guara. Muchas gracias de verdad
Gracias a ti David por tus buenas palabras. Esperamos que disfrutes mucho con la lectura y las rutas. Un abrazo